He cambiado mi ordenador del trabajo por un Mac Mini M2 Pro. Con ordenador del trabajo me refiero al equipo que uso para los servicios que presto como parte de mi trabajo como freelance, así como al trabajo creativo que hago para mi red de canales de YouTube. Durante un tiempo he estado trabajando con mi otro ordenador, la torre, pero eso realmente ha sido algo puntual. Trabajar desde Windows no ha estado mal, de todos modos. Otro día cuento mi experiencia. Sin embargo, está bien regresar a Mac.

Elegí un Mac Mini porque ya no tengo la necesidad de trabajar fuera de casa que tenía años, por lo que he preferido sacrificar movilidad en favor de tener un ordenador más potente y una setup más estable y fija en casa.
Creo que otro de los argumentos que ha influenciado esto es el precio de un MacBook Pro en este momento. Me resulta fascinante la tabla de precios actual de los MacBook Pro de serie M2. Recuerdo cuando se especulaba prácticamente desde la propia empresa que la transición a Apple Silicon iba a permitir ordenadores más económicos al no tener que comprar los procesadores a Intel. Ay, amigo, esos días quedan lejos. Imagino que parte de las razones por las que un MacBook Pro es ahora mismo tan caro es por todos los extras que trae. Touch ID, Touch Bar, la pantalla de alta calidad… pero no me resulta atractiva como opción si no voy a trabajar fuera de casa, y lo veo un gasto de dinero que no necesito asumir.
Los otros modelos de sobremesa no me terminaban de interesar. Un iMac es otra pantalla más, que no necesito. Ya tengo dos. Y un Mac Studio es pedir unas prestaciones de hardware en procesador y memoria para las que no estoy a la altura en comparación con el precio que iban a valer también. Con mi Mac Mini M2 Pro he sido capaz de editar ya a estas alturas vídeo en resolución 4K para un proyecto del canal a tiempo real, sin cortes ni estar todo el rato cargando.
En términos de conectividad, no ha dado mucho problema. El aparato lleva detrás cuatro conectores USB-C y dos conectores USB-A. Hubo que hacer de nuevo un poco de arquitectura con los cables de mis hubs, mis monitores y mi KVM; también fue necesario comprar cables nuevos, porque es la primera vez que enchufo un monitor por USB-C, pero una vez resuelto el lío, todo funciona bien.
Como tengo dos ordenadores, utilizo un KVM para compartir fácilmente las pantallas y el hardware más esencial (teclado, ratón y algunos aparatos que no quiero estar enchufando y desenchufando todo el rato, como la Stream Deck y el micrófono) entre los dos ordenadores. Con este aparato puedo cambiar con un botón qué ordenador es el que se ve por mis monitores y también a qué ordenador le conecta el concentrador USB.
El Mac Mini se puede conectar correctamente al KVM. Aprecio que su tarjeta gráfica es similar a la que tenía el M1 que me dieron para trabajar en mi anterior trabajo, en el sentido de que las pantallas se conectan y se desconectan casi al instante, así que el cambio entre un ordenador y otro es bastante rápido.

En términos de rendimiento. Ni sé cómo medir el rendimiento de una forma «profesional», ni tampoco soy el tipo de persona al que le importe. En fin, si alguien quiere una review detallada y bien medida con números, se ha equivocado de persona. Sin embargo, sí que voy a dar algunos números en base a lo que hago en mi día a día y cómo se compara con mi torre o con mi anterior ordenador.
Una cosa muy importante es que es difícil comparar el rendimiento entre un M1 y un M2. Esto es algo que ya han avisado de antemano muchas personas que sí saben reportar este tipo de datos. Apple Silicon es una arquitectura más potente que lo que ofrece x86 en este momento, por lo que el salto de un Intel a un ARM es bastante brusco. Sin embargo, saltar de un M1 a un M2 no es tan espectacular como puede parecer a primera vista.
Eso no quita que la capacidad de hacer cosas de este ordenador no me sorprenda.
- Docker para Mac activa el hipervisor en menos de 15 segundos. Esto es doloroso porque antes tenía excusa para levantarme, estirar las piernas, ir a preparar otro té u otro café… en el minuto que tardaba Docker en levantarse en mi viejo MacBook Pro (el del 2015), e incluso en Docker para Windows en mi otro ordenador, y ahora normalmente para cuando regreso al navegador y le doy a F5, Docker ya ha terminado de activar la base de datos que necesito para que funcione la página.
- En lenguajes de programación como Ruby y JavaScript, hay una mejora de rendimiento al hacer cosas como ejecutar una suite de tests. Sin embargo, bajo mi percepción y a la espera de que un día haga mediciones reloj en mano, no es tan drástica la reducción de tiempo. Me pregunto si será cosa de los runtimes, que de por sí son lentos.
- Sin embargo, en las tareas creativas como la edición de vídeo, aunque me he visto forzado a actualizar a ScreenFlow 10, el cambio ha merecido la pena. En mi viejo portátil, ScreenFlow ya no aguantaba algunos tipos de vídeo o crear demasiadas pistas en un proyecto grande. En este ordenador, estoy exportando vídeos de 10 minutos en 3, superando el récord que ahora mismo tiene mi NVIDIA de exportar 10 minutos en 6 cuando se usa NVENC.
¿Alguna cosa negativa a destacar? El sistema operativo como tal.
Entiéndase que macOS ofrece una experiencia de usuario bien integrada. La interfaz de usuario es uniforme y aunque cada pocos años la cambian completamente, al final en cuanto la mayoría de las aplicaciones se adaptan al nuevo diseño de la interfaz, se vuelve de nuevo una experiencia integrada. Y el hecho de tener terminales UNIX implica que igualmente puedo hacer todas las marranadas avanzadas que tanto me gusta hacer con mis dispositivos.
Sin embargo, es lo de siempre. Algunas de las opciones de privacidad por defecto son excesivamente paranoicas y entorpecen el trabajo. El sistema de permisos para las aplicaciones funciona mejor que en versiones anteriores, pero aun así a veces hay aplicaciones que se revelan para funcionar por primera vez. La aplicación WaveLink es una de ellas, donde macOS se me puso tonto para dejarme instalar los controladores necesarios para poder configurar la tarjeta de sonido.
En una necesidad, un día me tuve que conectar por SSH a mi Mac desde mi otro ordenador para copiar una cosa que tenía en mi carpeta de descargas, porque no quería cambiar el KVM dado que necesitaba el micrófono. Tuve que hacerlo igualmente porque resulta que el servidor SSH que trae macOS tampoco puede acceder a la carpeta de descargas por defecto, debido a que en versiones modernas de macOS ese directorio requiere que se autorice a cada aplicación por separado antes de que tenga acceso.
Otra cosa que no había visto hasta ahora debido a estar varias versiones de macOS por detrás de la actual es el indicador de actividad del micrófono. Es una característica que sé que existe por verla en mi móvil y en mi tablet. Es un punto amarillo que se enciende cuando el sistema operativo le está dando permiso a alguna aplicación para usar el micrófono. Esa función me gusta mucho en móvil, y supongo que si no tuviese una red de canales de YouTube, agradecería saber cuándo una aplicación está registrando audio. Sin embargo, dado que OBS y ScreenFlow pasan mucho tiempo abiertas, el punto amarillo siempre está ahí, haciéndolo un poco inútil en mi caso.

macOS 13 tiene bugs, incluso todavía en febrero. Las notificaciones funcionan cuando quieren, y a veces se pierden o no salen en pantalla en primer lugar. Se suele recomendar no actualizar de versión de macOS hasta que pasan unos meses para reducir este tipo de problemas, en lo que se estabiliza. Sin embargo, dado que el ordenador llegó al mundo cuando macOS 13 ya estaba aquí, es imposible volver atrás.
No tengo más que decir aquí debido a que por el momento todas las aplicaciones funcionan bien. ScreenFlow fue la excepción. Tuve que actualizar a la versión 10 porque la versión 7 tenía errores. Era incapaz de ver la pantalla, literalmente, y no podía codificar por hardware. El resto de aplicaciones funcionan bien, incluso las que requieren Rosetta en este momento para funcionar o Docker.
En resumen, ahora que soy autónomo y que dependo de mi propio hardware para poder llevar a cabo los proyectos de mis clientes y también poder emprender mis propios proyectos, necesitaba hardware dedicado donde pudiese ser productivo. En los últimos años, la plataforma Mac parece estar pasando por una pequeña crisis motivada por un cambio en la forma en la que el público general utiliza sus dispositivos, pero aun así sigue siendo un entorno competitivo y con un ecosistema de aplicaciones que permite mantener una alta productividad.
Estoy contento de haber elegido este ordenador y de que generalmente no sea un lastre en mi trabajo. De poder volver a investigar y trabajar con tecnologías que ya no me eran sostenibles por no tener un dispositivo a la altura. De poder trabajar con archivos multimedia de este modo, algo que necesito si quiero poder potenciar mi contenido audiovisual a largo plazo. Y también de poder apagarlo durante los fines de semana para que si tengo que mirar otras pantallas, sean pantallas de entretenimiento, como las de mi móvil o las de mi otro ordenador, donde tengo cargados mis juegos o mis proyectos de hackeo sucio.
¿Debo recomendar este ordenador? No lo sé. No me gusta recomendar cosas. Hay gente que se piensa que algo le puede valer solamente porque se lo ve a otras personas. Y creo que no es así. En parte pongo esta nota al final del post también para poder enviar el link a este artículo cuando alguien me pregunte por mi ordenador.
Cuando se compra un ordenador, sea del tipo que sea, hay que tener claro por qué se compra (para jugar, para trabajar, como apoyo a una tarea concreta…), y el tipo de cosas que vamos a hacer con él (programar, navegar por internet, editar vídeo, hacer contabilidades…). A mí me soluciona mis problemas y a mí me ha gustado, pero sólo tú puedes responder a esta pregunta en función de tus necesidades.