¿Por qué no uso Feedly pese a que lo sigo recomendando?

Fui usuario de Google Reader hasta prácticamente su fecha de cierre. El cierre de Google Reader es curiosamente uno de esos eventos traumáticos donde pese a que ya han pasado prácticamente 10 años desde su cierre, para quienes lo usábamos sigue siendo algo que incluir en la tarjeta de presentación. «Hola, me llamo Dani y fui usuario de Google Reader».

¿Qué fue Google Reader?, se preguntará tal vez alguien que se perdió esa época del internet mágico. Era un lector de RSS. Por ponerlo en contexto de forma breve, RSS es un protocolo que permite que una página web comunique de forma automatizada de sus novedades, por ejemplo, las últimas noticias publicadas en un periódico o los últimos posts publicados en un blog.

Un lector RSS es un programa con el que podemos «suscribirnos» a varios sitios web, y se ocupará cada pocos minutos u horas de consultar mediante protocolo RSS si la web tiene algo nuevo que no hayamos visto todavía, y que lo mostrará en pantalla como si se tratase de un cliente de correo.

La mayoría de clientes RSS hacen un buen trabajo al detectar novedades duplicadas y así saber qué hemos visto ya y qué no, y tiene memoria suficiente como para guardar docenas de artículos que podemos leer vorazmente cada día, o dejar un tiempo esperando en una cola de lectura que finalmente podemos marcar como leída de golpe y sin compasión.


Tras su desaparición, estuve un par de años utilizando Feedly. Feedly es uno de esos servicios que suelo recomendar a cualquier persona que quiera probar el mundo del RSS. Es un servicio en el que puedes tirar un par de páginas web que quieras tener al día, y que cada vez que una de esas páginas publique algo interesante te lo mostrará al abrir la aplicación.

Quizá el mayor atractivo de Feedly es el motor de descubrimiento, y la posibilidad de encontrar nuevos sitios exclusivamente a través de feeds RSS. Esta es también una de las principales razones por las que, como digo, seguiría recomendando Feedly a personas que estén entrando ahora en el mundo del RSS.

Sin embargo, pese a que lo sigo recomendando, realmente no uso Feedly. Nunca terminé de cogerle gusto. Por lo menos en este caso veo más difícil que desaparezca, debido a que aunque tiene un modo gratuito, también tiene algunas limitaciones que te invitan a pagar por él si vas a usarlo mucho. Y mientras haya gente que siga pagando por el servicio, en principio debería seguir habiendo dinero para que Feedly siga existiendo como empresa ofreciendo su producto. A estas alturas Feedly ya ha vivido más años que Google Reader, así que parece que lo están consiguiendo.

Mi principal problema con Feedly está en la cantidad de características que ofrece, y en lo confusas que son algunas de estas características. No deja de ser un software cloud, y qué software cloud hoy en día puede denominarse un «servicio» si no está constantemente reinventándose y agregando nuevas funciones o cambiando su forma de ser cada pocos años para mantenerse fresco.

Durante mis últimos tiempos con Feedly, la mayoría de funciones que me encontré, como el algoritmo de prioridades o las funciones de equipo (¿por qué activarlas para todas las cuentas en vez de preguntarme si las quiero en primer lugar?), me resultaban muy complicadas de utilizar. No quiero que un algoritmo filtre las noticias por mí; precisamente la gracia del RSS es ver, como si fuese un cliente de correo, cada uno de los artículos nuevos de los sitios que explícitamente he solicitado seguir.

En definitiva, creo que Feedly es un buen servicio, y que también es un producto que le puede gustar a la mayoría de personas que solo quieren una forma simple de consumir contenido sin complicarse con aplicaciones. Sin embargo, después de un tiempo utilizándolo, descubrí que no es para mí, y lo sustituí por otro tipo de aplicaciones que sí me eran más prácticas.

También, todo hay que ponerlo en su debido contexto. La época de Feedly y de la muerte de Google Reader es también la época del boom de las redes sociales. En esa época, como la mayoría de personas, había movido mi forma de enterarme de la actualidad a las redes sociales, fundamentalmente Twitter y Facebook, así que apenas consultaba el RSS. Sólo hace un par de años, probablemente 2018 o 2019, que volví a preocuparme por esta dieta informativa mía y decidí volver a estar más pendiente del RSS.