Años después, he conseguido dejar Twitter, ¿por qué?

Antes que nada, decir que esto no tiene nada que ver necesariamente con el cambio de rumbo que ha tomado Twitter desde que Elon está al mando. Ni siquiera lo dejé cuando estaba de moda hacerlo: en noviembre, cuando todo el mundo anunciaba que era el fin y ponía su handle de Mastodon en la bio o en el username. Me he esperado a hacerlo ahora, cuando ya no es guay.

En fin, la cuestión es que en mis vacaciones de navidad, probé a cerrar sesión de Twitter en todos los navegadores y a eliminar las aplicaciones allá donde estuviesen instaladas. Y una de las cosas que noté al poco tiempo de dejar de mirar Twitter es una mejora en mi bienestar, en mi ánimo y también un poco en mi salud mental.

Durante enero he entrado de vez en cuando a publicar mensajes forzados con actualizaciones sobre mi contenido en YouTube y a dar un par de RTs sueltos, pero sin hacerle mucho caso. Durante este tiempo seguí recibiendo menciones e interacciones, las cuales por otro lado me daba pena ignorar. Por eso el otro día, después de pensarlo, llegué a la conclusión de que si iba a dejar de mirar la app, había que hacerlo de forma menos silenciosa. Así que, primero exporté una copia de seguridad de mis tweets en todas las cuentas de mis proyectos (las cuales, por cierto, se tardaron bastante en generar, probando que tal vez algo ha pasado ahí), y después de borrar todos los tweets con una herramienta de borrado masivo, anuncié tanto en @makigas como en @nosgustalinux que las cuentas estaban fuera de servicio y que no iba a leer ningún mensaje que me llegase.

La bandeja de interacciones de esta cuenta no está siendo leída.

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Durante mucho tiempo pensé que con simplemente ajustar y medir al milímetro el tipo de cuentas que se seguían y con las que se interactuaba permitiría conseguir una aplicación más higiénica de usar. Pequeños hacks, como que bloquear a @MomentsES (están muy callados desde hace unos meses, me pregunto por qué será… 🤭) provocaba que dejasen de salir noticias en la sección de tendencias, o que configurar la ubicación en un país cuyo idioma no hablase, como Japón o Rusia, permitía por lo menos usar la aplicación sin tantas distracciones debido a que las tendencias y las noticias me eran imposible de leer.

Sin embargo, no es suficiente, por varias razones.

En primer lugar, el enemigo está en casa. Al principio mediante lista secreta, y luego finalmente dando follow de forma pública, mi timeline de Twitter consistía en cuentas sobre programación y también otros canales que se dedican a la creación de contenido. Un poco para seguir a los creadores que sí me interesan, y también medir el termómetro de lo que ocurre en general.

Incluso en el caos de una red social como esta, también existe cierto orden, cierta jerarquía y ciertas subcomunidades. Twitter-Tech es una de ellas. Y como subcomunidad, también está expuesta a sus propios dramitas, sus propios debates mensuales sobre si HTML es un lenguaje de programación o no, y todas esas cosas.

En ocasiones, tampoco necesitas ir fuera a buscar la crispación porque la crispación está dentro, cuando un tema polémico se convierte en el tema del día y todo el timeline se convierte en indirectas jocosas referentes al mismo tema, lo cual a la larga tampoco resulta demasiado sano de leer.

Por otra parte, el buscador tampoco está demasiado lejos. Una mente curiosa y unas ganas de saber si «todo ahí fuera es tan malo como parece» es suficiente para acudir al terrible buscador, poner una palabra clave correcta, y hacer doomscrolling durante minutos leyendo lo que podría ser el inminente fin del mundo, o alguna chorrada similar.

Finalmente, lo que hay tampoco es tan bueno. Si algo es excesivamente bueno o sobresaliente, probablemente lo vea enlazado desde alguna fuente de información más prioritaria. Cada día se publican muchísimos mensajes, pero queda saber cuántos de ellos son realmente importantes y cuántos vamos a olvidar en cuanto pasemos a otra cosa.

¡Pero Dani! Como creador no deberías pensar eso, se supone que tú quieres lo mismo para tus proyectos. Precisamente ahora vamos con los problemas que hay en el otro lado, después de este separador.

La cuestión es que como creador de contenido tampoco estoy satisfecho con la forma en la que hay que tener presencia en varias redes sociales simplemente porque cada una se especializa en una cosa concreta y nada más. Hay que usarlas todas a la vez para poder contar una película completa, y también hay que ocuparse de enlazar desde cada red social a todas las demás y ocuparse periódicamente de reenviar gente de un sitio a otro. Personalmente, lo encuentro agotador y un derroche de tiempo que le podría dedicar a otras cosas.

Además, cosas como las que vimos en diciembre cuando Twitter intentó prohibir cualquier enlace a Instagram, TikTok o Mastodon son la prueba de que, realmente, este tipo de conglomerados existen simplemente porque las plataformas no se oponen, pero que en el momento en el que a una red le deje de parecer bonito que existan caminos con otra red, se sentirá libre de cortarlos. Parece que es nuevo, pero es sabido desde hace años que YouTube tiene un problema con Twitch, y que en vez de buscar opciones para atraer gente a su plataforma, encuentra más sencillo simplemente penalizar a la gente en vez de atraerla.

Sobre mi opinión sobre el tipo de contenido que tendría que generar para promocionar mis proyectos en Twitter, por ejemplo, tampoco voy a decir mucho de forma pública. Se podría resumir en que no soy fan de la cultura actual de crear hilos sobre cualquier cosa simplemente para tener esa dosis de relevancia durante el día. No voy a desarrollar porque tendría un conflicto de intereses al llevar proyectos similares en internet a los de otras personas que sí hacen esto, lo cual puede hacer que suene innecesariamente violento cualquier cosa que diga por mi parte.


En definitiva, Twitter tampoco era una red social en mi caso demasiado productiva y que desde el punto de vista de mis proyectos me robaba demasiado tiempo de cara a gestionarla y a crear ganchos para conseguir traer gente de una red a otra todo el tiempo.

Echaré de menos el sentimiento de comunidad en algunas cosas, por ejemplo, en las menciones más directas, pero por otra parte, las pocas cosas buenas que tienen no permitían contrarrestar todas las partes negativas que exponía. He mejorado bastante en bienestar este mes y me gustaría mantenerme así.

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